viernes, 8 de abril de 2016

La cara oculta de la aventura

Hai to Gensou no Grimgar


No saben de dónde vienen ni dónde están. Un grupo de chicos aparece en Grimgar, donde se les insta a escoger una profesión y a convertirse en soldados voluntarios que luchan contra otros seres para poder ganarse la vida. Esta es la historia de supervivencia del grupo formado por los más débiles liderado por Masato y en el que se encuentran Haruhiro, Yume, Ranta, Shihoru y Moguzo.

El goblin profirió un grito desgarrador que rompió la quietud del bosque. Un grito de rabia, de desesperación y terror. Estaba rodeado de un grupo de niños humanos cuyos rostros estaban pálidos de la impresión. Iba a morir, y a juzgar por la bisoñez e inexperiencia de los chavales de una manera bastante chapucera. Pero no moriría sin luchar, sin intentar al menos llevarse con él a uno o dos.

Este pasaje del segundo episodio, esa escaramuza a cuyo final se asiste con cierta incomodidad resume a la perfección Hai to Gensou no Grimgar: la cara más desagradable e ingrata de la aventura, la visión de un grupo de chicos y chicas muertos de miedo que la mayoría de veces vuelven con las manos vacías después de un día de caza y que apenas cuentan con recursos para alimentarse debidamente o para comprar buen equipamiento. Es esa cara de la aventura que muchas series parecidas se han empeñado en ocultar tras los ideales y el heroísmo que se le atribuyen a aquella.

Es de justicia decir que los dos o tres primeros episodios son tediosos, con unos largos e incomprensibles minutos musicales más apropiados con la serie más avanzada y conociendo más y mejor a los personajes. Pero el gran punto de inflexión del anime llega afortunadamente pronto y consigue arrancar lo mejor del grupo (esa escena de Haruhiro y Yume intensísima y emocional como pocas) y nos trae a Merry, un personaje que necesita que derriben su muro, que se convierte en una razón para que el grupo se recomponga. También es una oportunidad perfecta para visualizar dos tipos de liderazgo bien diferentes: uno que nace desde un sentimiento paternal que tiene por objetivo proteger al resto; otro que surge de la necesidad, un liderazgo innato que insta al grupo a confiar y a protegerse a sí mismo.

En lo visual esta serie solo se puede calificar como bella. El diseño de los personajes es perfecto, más proporcionado y de líneas mucho más suaves que el de las novelas ligeras. Las chicas en general y Merry en particular tienen un encanto difícil de superar. Pero lo mejor de todo son los fondos y las localizaciones, desde el precioso pueblo ubicado en la ladera de la montaña hasta las ruinas, minas o bosques donde se desarrollan las misiones, todos ellos rematados con un coloreado  en tonos acuarelas que le dan un toque bucólico apreciable. Y no me quiero olvidar del opening, en concreto la segunda versión, que recurre a ese dibujo con acuarelas para mostrarnos a los personajes en todo su esplendor.

Para mí, una de las series de la temporada invernal. Entra por los ojos con facilidad y muestra una visión más mundana y real de la aventura. En definitiva, una aventura tan imperfecta como aquellos que la viven.

2 comentarios:

  1. Una grata sorpresa la verdad. Como bien comentas a nivel de diseño tiene un resultado la mar de logrado a la par que agradable. Una historia que nos muestra otra cara de la aventura.

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    1. Para mí es la serie más vistosa de la temporada de invierno, sin duda.

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