viernes, 16 de diciembre de 2016

Trinket is the new sexy

Dagashi Kashi


Kokonotsu quiere ser mangaka pero su padre está empeñado en que herede el negocio familiar, una pequeña tienda de chuches. Entre las continuas peleas de padre e hijo hace su aparición Hotaru, una despampanante y excéntrica chica, heredera de una gran empresa de chuches que quiere contratar al padre de Kokonotsu. Hasta que lo consiga se convertirá en el "tormento" del chico con sus ocurrencias.

Puedo resumir y resumo esta serie en una palabra: Hotaru. La loca de las chuches es uno de esos personajes que justifica por sí solo el visionado de un anime. La chica desprende un carisma innegable sobre el que pululan golosinas y personajes. A las primeras las engrandece demostrando unos conocimientos bestiales sobre ellas, a los segundos los empequeñece con su sola presencia a pesar de que cumplen con su deber loablemente; es divertido ver cómo un chico tan serio como Kokonotsu acaba arrastrado con tanta facilidad en los juegos de Hotaru. Pero la que merece una mención especial es Saya, la gran damnificada al ser la única chica a parte de Hotaru. A pesar de ser adorable y bastante cumplidora como compañera de aventuras de la loca de los dulces, palidece ante la extravagancia y sensualidad de esta. Dicha sensualidad, dicho sea de paso, explotada con bastante inteligencia y elegancia, sin chabacanería ni mostrando más carne de la estrictamente necesaria.

Dagashi Kashi es Hotaru y Hotaru es Dagashi Kashi, así de simple. Porque si eliminas a Hotaru de la ecuación y lo piensas con frialdad la serie es una absoluta chorrada, una comedieta agradable y divertida para pasar el rato y olvidar cinco minutos después de verla. Su gran aportación, sobre todo para el público occidental, es la vasta información sobre las chucherías japonesas, algunas muy parecidas a las nuestras, la mayoría muy curiosas, ya sea porque se puede jugar con ellas antes de comerlas o porque haya que mezclar los distintos ingredientes antes, pasando por los envoltorios o recipientes comestibles. Es curioso y gratificante aprender un poco más de la historia de Japón a través de algo tan trivial como un caramelo.

En definitiva, es un anime entretenido y sencillo que uno disfruta tanto si le gustan las golosinas (recomiendo tener alguna a mano mientras se ve para matar el gusanillo) como si te gustan los buenos personajes femeninos. Cada episodio comienza con la misma pregunta en tu cabeza: "¿Cuándo sale Hotaru?"


3 comentarios:

  1. Resaltar sobre todo lo elegante que es el fanservice de Hotaru... viendo su diseño, y que ya en el primer episodio tenemos una escena de baño uno piensa que esto va a ser To-love-ru... y luego apenas se ve nada, es una comedia bastante inocentona en ese sentido y casi que se explota más el echii por la parte de Saya y la clásica comedia de acomplejamiento.

    A mi particularmente se me hizo un poco larga; es algo irregular y si bien tiene episodios muy simpáticos otros se hacen algo más anodinos. Pero sin duda fue una de las sorpresas del año.

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  2. Entrenida, sí, me ha hecho pasar buenos ratos, y como fan de las chuches que ha probado algunas de las que mencionan me ha hecho ilu

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  3. @eter La serie prefiere en todo momento "insinuar" a "mostrar" y eso se agradece; además, su personalidad y sus paridas acaban por eclipsar su espectacular diseño, y eso es un mérito mayúsculo. Algún episodio flojea, sí, pero no lo suficiente como para que penalice en exceso el resultado final.

    @Yer Jo, yo quiero chuches de esas... Tienen que estar ricas.

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