domingo, 24 de mayo de 2020

Welcome to the Ballroom #2: Gaju y Mako

Había ganas de mover el esqueleto, ¿verdad?

Uno de los grandes topicazos de los shônen se manifiesta en todo su esplendor en este segundo tomo: el "algo" del protagonista. Tatara es un novato en esto de los bailes de salón, tanto de práctica como de conocimiento, y en apenas unas semanas está bajo la tutela de un bailarín monstruoso que hasta entonces no había aceptado a pupilos que mamaron danza desde la cuna, o despierta un súbito y genuino interés en otros bailarines de su edad que están a una distancia sideral, para los que ese recién llegado debería ser poco más que un insecto. Y sin embargo Tatara tiene ese "algo" que le hace acaparar las miradas, ya sea ese talento oculto que la casualidad ha despertado, o por esa sonrisa sincera mientras baila en un escenario aterrador para la mayoría. O por el bien de la historia, que por algo es el protagonista y necesitamos que esto funcione. Pero ojo, el topicazo y el cliché no son malos per se, lo que puede ser malo es la forma en la que se usan; aquí, por ejemplo, te lo quieres creer, y esas pinceladas de humor aquí y allá terminan de convencerte, de desviar la mirada de la lógica más elemental.

Tras todo el desaguisado de la Copa Mikasanomiya y sus consecuencias llegan los hermanos Akagi y la ansiada oportunidad de una pareja para Tatara, aunque en circunstancias un poco especiales, con enfados, decepciones y una apuesta de por medio. Pero oye, mientras pueda disfrutar de la candidez de Mako yo me doy por satisfecho. Tatara y Mako hacen una pareja muy resultona; aunque tienen un carácter muy similar, tal vez puedan darse cosas el uno al otro de las que carecen.

Estamos en un manga deportivo donde la sensación de movimiento lo es todo; además, al tratarse de baile competitivo, ese movimiento tiene que estar dotado de gracilidad y elegancia. ¿Cómo lo consigue Welcome to the Ballroom? Con un uso exquisito de las líneas cinéticas y el 'emborronado' del dibujo. Pero lo que me encanta es el remarcado de la anatomía humana para representar el esfuerzo y la tensión de los bailarines. Las líneas de la espalda de las mujeres, por ejemplo, me parecen geniales.

Lo mejor: El tango pasional y eléctrico de Hyôdô; el primer baile de Tatara y Mako; el dibujo dinámico y expresivo.

Lo peor: Siento que el papel de Hanaoka en la serie decae.

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