viernes, 8 de mayo de 2020

Cuidado con lo que le enseñas a tu nieto

Kenja no Mago


Shin Walford es el nieto adoptivo de un poderoso y prestigioso mago. Pero otrora, fue un oficinista japonés que murió y renació en un mundo de magia. Criado y adiestrado por el abuelo y sus amigos, Shin aprovecha los recuerdos de su otra vida para demostrar un talento descomunal para la magia y el combate. A los quince años, deciden inscribirlo en la Academia de Magia del Reino de Earlshide para pulir y controlar su poder abrumador.

Los isekai, o nuevos mundos, llegaron para quedarse hace mucho tiempo. Con sus similitudes y elementos comunes, hay infinidad de series pertenecientes a este subgénero que exploran diferentes posibilidades, retuercen sus argumentos para alimentar su complejidad, intentan innovar algún aspecto y pretenden erigirse en exponentes del género. Pero Kenja no Mago no es una de esas ambiciosas series, no. Forma parte de la población de los isekai, pero de un grupo que carece de ambición más allá de contar una historia directa y sencilla riéndose en el proceso de los clichés del género.

El caso es que lo hace muy bien y por eso quiero ponerla en valor. Desde el primer episodio se nos presenta a un protagonista "roto", inconsciente del poder absurdo que posee y que prácticamente resuelve todas las batallas de un golpe. Poco a poco va despertando el interés de aliados y enemigos, que se asombran y asustan de su existencia, que se reúnen en torno a él o intentan eliminar formando la típica lucha entre el bien y el mal tan vista y a la vez tan resultona. Kenja no Mago hace todo esto sin alarde ninguno, pero con un oficio y un humor sincero, a una velocidad de vértigo, sin descanso, poniendo a prueba las reglas no escritas de los isekai, cumpliéndolas a rajatabla pero a la vez exponiéndolas al público para arrancar sonrisas. Consigue engancharte desde el principio, se convierte en ese entretenimiento simplón que sabes es poca cosa pero te da igual.

Uno de los grandes aciertos de Kenja no Mago es la gestión de sus personajes. Más allá del malo malísimo del que se explica de manera escueta y con corrección su causa y su circunstancia, y de aquellos que influyeron en Shin antes de la exposición pública del chico, estoy pensando en los compañeros de clase de la Academia. No es fácil ser justo con cada uno de los doce alumnos de la clase, siempre alguno se sobreexpone y otros caen en el ostracismo. Es verdad que unos tienen más visibilidad que otros, pero no hay ninguno que se eche en falta y se toma una decisión sabia de unir a aquellos menos relevantes y otorgarles un gran momento, ya sea en la academia o en batalla. La cuestión romántica de Kenja no Mago se resuelve de manera expeditiva y sin las ambigüedades típicas de los isekai y de muchos animes en general. La pareja de Shin es Sicily, y esto queda claro desde el primer episodio, tanto que el universo -y el resto de personajes- conspiran para que acaben juntos. Es divertido que el protagonista tenga momentos con todas las chicas de una serie, pero no es desdeñable ver la evolución de la relación de una pareja sin obstáculos de por medio, aparte de la timidez y las dudas.

Kenja no Mago es una serie de producción muy modesta. Todo el apartado técnico es correcto sin estridencias, el diseño de personajes bonito pero genérico y una animación estable que se guarda sus mejores momentos para las batallas y economiza en el resto del metraje. El sonido es simplón, acompaña a la imagen pero no hay melodías o piezas que sobresalgan por su calidad. 

No estamos ante una obra maestra, ni siquiera puede considerarse un exponente de su subgénero. Pero tampoco creo que sea una obra que se deba desdeñar pues consigue su objetivo, que es el de entretener sin creerse más de lo que es. Ya les gustaría a muchos otros proyectos más ambiciosos lograrlo.

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