domingo, 19 de abril de 2020

Lazos indestructibles

Somali to Mori no Kamisama


En un mundo mágico habitado por incontables razas de monstruos y donde los humanos han sido diezmados hasta su casi desaparición, los gólems son criaturas carentes de sentimientos que velan por los bosques y las criaturas que los habitan. Uno de estos gólems, haciendo su tradicional ronda por su bosque, encuentra a una niña humana vestida con andrajos acurrucada bajo un árbol.

Los ojos de un niño no ven el mundo de la misma manera que los de un adulto; la capacidad de sorprenderse y disfrutar de cada pequeño detalle también varían ostensiblemente. Esa es la base del anime, una Somali curiosa y receptiva que hace aún más increíble con su mirada este viaje que emprende con su "padre". Un viaje que a esos ojos infantes puede parecer reposado e incluso divertido, pero que no deja de ser peligroso por la condición de humana de la niña -los humanos son considerados por muchos monstruos un manjar o una cura para una enfermedad-, y que además es a contrarreloj porque el gólem está agotando su ciclo de vida y debe dejar a Somali en buenas manos antes de que ocurra. Todos estos matices están muy bien conjugados y hacen a la serie interesante de principio a fin; las situaciones en las que se ve envuelta la pareja protagonista, ya sean triviales, dramáticas o peligrosas sirven para profundizar en su relación, pero los personajes de reparto, aquellos que se encuentran en cada ciudad a la que llegan, también experimentan cambios en su forma de pensar o actuar cuando interactúan con tan extraña pareja.

Somali to Mori no Kamisama está llena de mensajes; es un alegato contra la intolerancia y la incomprensión, que solo provocan una crueldad y una violencia que acaban por volverse contra uno mismo, se convierten en una pesada carga que debemos soportar por el resto de nuestras vidas; sirva de ejemplo la historia de Uzoi y Haitora. Es un canto a la amistad sin condiciones, pese al peligro, a la que se llega por el simple hecho de compartir una comida o una sonrisa, tal y como les ocurre a Shizuno y Yabashira con Somali. Es, sobre todo, una visión clara de lo que supone la paternidad, un giro de 180 grados, un nudo permanente en el estómago de unos padres en el que el bienestar de los hijos se convierte en su único objetivo. 

La fotografía del anime es magnífica, un trabajo esmerado de ilustración que transmite a la perfección el lore consistente y trabajado de la serie: bosques milenarios, ciudades bellas y caóticas, bibliotecas con una iluminación brillante y mágica... Generan unas ganas sinceras de estar allí, de poder pisar la hierba humedecida por el rocío o pasear entre el bullicio y la jarana de un festival. La animación es consistente y respetuosa con un diseño de personajes suavizado respecto a la obra original, apostando por aniñar a Somali y darle una vuelta de tuerca sutil a los ya increíbles aspectos de las diferentes razas. Es más que evidente la experiencia de Satelight a la hora de recrear mundos fantásticos. 

Merece la pena embarcarse en este largo viaje, tierno y melancólico a la vez, y deleitarse con un mundo bello, mágico; para comprender que la intolerancia y ignorancia son dos de las peores enemigas de la vida; para ver que casi mil años de arduo trabajo en un bosque no significan nada al lado de unos pocos disfrutando de la sonrisa mellada de una hija.

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