La poderosa mirada de un tuerto

Watashi ga Motenai no wa Dou Kangaetemo Omaera ga Warui!

Tomoko Kuroki es una chica gris que ha pasado por el colegio sin pena ni gloria, pero ahora que va a comenzar el bachillerato es su oportunidad para empezar de cero. Para ello se ha pasado todo el verano adquiriendo "50 años" de experiencia en juegos de citas para chicas, pero su extremada timidez y su capacidad de interacción social equivalente al de una ameba van a jugar en su contra para aplicar dicha experiencia. En definitiva, cumple con las tres condiciones de una mojyo: nula experiencia con los hombres, nunca se le han declarado y virginidad a prueba de bombas.

Y así transcurren los 12 episodios que componen la serie, viendo los intentos desesperados, patéticos en unas ocasiones y conmovedores en otras por conseguir ser una chica popular y querida por sus compañeros de clase. No hay evolución, solución, ni piedad para la chica, todos y cada uno de sus intentos de integración caerán en saco roto, entre meteduras de pata y excusas banales culpando a los demás de su fracaso, un círculo vicioso del que no puede escapar. Solo en el penúltimo episodio la serie es amable con ella a través de un sincero acto de cariño de parte de una miembro del consejo de estudiantes.

Ni la mencionada compañera de clase ni los demás la ignoran o maltratan, para ellos es simplemente transparente. Tomoko está ansiosa por abrirse y compartir palabras y risas con ellos, pero a su lado se siente insignificante, poca cosa, lo que la lleva a un auto-aislamiento nocivo y destructivo, acentuado con sus dos únicos contactos interpersonales, una amiga del colegio que ha pasado de ser una chica similar a ella a una despampanante adolescente y un hermano pequeño que ha hecho su vida al margen de ella y la ignora por completo.

Todo esto que he dicho hasta ahora es una triste realidad. WataMote es una verdad incómoda en sí misma; algo exagerada, sí, pero verdad al fin y al cabo. La sociedad en la que vivimos es voraz e implacable con personas como Tomoko, que reciben la ignorancia y muchas veces el rechazo y el desprecio como premios a su introversión y dificultad para la socialización. No hay piedad, no hay paciencia, no hay espera, no hay sitio para gente diferente.

No me atrevería a decir que es un anime necesario, pero sí es recomendable echarle un ojo a pesar de su incomodidad y crudeza ya que es una oportunidad de ver una tara de la sociedad a la que ignoramos o damos la espalda por comodidad. Y es que muchos de vosotros veréis el retrato de personas que merecen una oportunidad por vuestra parte. Otros por desgracia lo que verán será un espejo.