El amor y la amnesia

Golden Time

Comedia romántica, adaptación de la última serie de novelas ligeras de Yuyuko Takemiya, autora de Toradora, serie muy apreciada por mí y del que guardo un maravilloso recuerdo; ingredientes más que válidos y suficientes para que Golden Time se convirtiera en una de mis series de cabecera de la pasada temporada. El problema es que no es oro todo lo que reluce, y nunca mejor dicho; no sabía que me iba a topar con una pequeña gran decepción a la vuelta de la esquina.

Banri Tada es un chico que acaba de mudarse a Tokyo para comenzar la carrera de Derecho en la universidad. En el primer día de clases conoce a Mitsuo Yanagisawa, un compañero de carrera casi tan perdido como él y con el que hace buenas migas, pero en el trayecto hacia clase se cruzará en el camino de ambos Koko Kaga, una chica de excepcional belleza que se autoproclama la prometida de Mitsuo y que atiza a este con un ramo de flores mientras lo felicita por su ingreso en la universidad con una radiante sonrisa. Banri quedará prendado de Koko; Koko se matricula en Derecho para seguir a Mitsuo, y este se convertirá en involuntario motivo para que ambos entablen amistad.

La decepción comienza cuando habiendo mimbres suficientes para dar a luz una notable comedia romántica la historia está tan mal llevada. Se desarrolla dando tumbos, desaprovechando el novedoso ambiente adulto que otorga el campus universitario y sus moradores, haciendo uso de cuestionables elementos como la amnesia de Banri, representada en un fantasma del chico en secundaria empeñado en hacer la vida imposible a la personalidad actual, o la indecisión de Linda -proyecto de gran personaje que se queda en eso, en proyecto- para convertirse en el definitivo tercer vértice del triángulo amoroso que se entrevé. El inicio del romance de Koko y Banri, que se podría haber planteado desde un posible despecho por el fracaso de sus relaciones anteriores, comienza de manerá súbita e irreal. El guion es irregular y aunque hay momentos muy brillantes, como el arrebato de orgullo de Banri al poner en su sitio a Linda y a Koko, o algunas de las discusiones de la pareja, quedan diluidas en un desarrollo muy confuso y un final brusco y manifiestamente mejorable.

Cuando un guion tiene lagunas a veces basta con un buen elenco de personajes para minimizar daños; por desgracia, en Golden Time no lo hay, y aquí debo hacer especial hincapié en las chicas. Koko cae simpática y sus gags son divertidos, pero llega un momento en el que sus rabietas de niña bien y su desbordante y obsesivo amor primero por Mitsuo y después por Banri hastían; Linda se pierde entre la culpabilidad por el accidente de Banri y la ambigüedad de sus sentimientos hacia él; por último está Oka, su enervante máscara de positivismo y el incomprensible rechazo a Mitsuo para despertar en él un interés que ya existía de sobra. Banri es un protagonista demasiado flojo incapaz de soportar el peso de la historia y Mitsuo hace lo que puede entre tanto despiporre. Solo Nana -curioso que el mejor personaje de la serie sea un "préstamo" de otra- y 2D-kun se salvan, pero ninguno de los dos llegan a convertirse en un catalizador de la serie, tal y como lo fue Ami en Toradora, sin ir más lejos. Hubiera sido interesantísimo encontrar un personaje de tal calibre en este escenario.

Tampoco J.C.Staff está a la altura. El estudio siempre ha alternado grandes trabajos con otros mejorables, pero resulta incomprensible que trate tan mal a una autora que les dio pingües beneficios con Toradora, serie que sí goza de una factura técnica de altura. El diseño de personajes no pasa de correcto y la animación se queda muy por detrás de lo esperado, con mucho ahorro de frames y ocasionales deformaciones de los personajes. Ni siquiera los openings y endings pasan de aceptables. Yui Horie, seiyû de Koko, vuelve a asumir la responsabilidad de interpretar los temas principales como pasó en Toradora, pero esta vez son demasiado 'rosas' y empalagosos, haciendo juego con la protagonista.

Golden Time se convierte en la enésima idea desaprovechada del mundillo, en una pequeña gran decepción que con un componente dramático mejor desarrollado y más ordenado, con un elenco femenino mejor trazado y con un personaje 'visagra' que asumiera el peso y la labor de desatasque cuando fuera necesario se hubiera convertido en una más que digna sucesora de Toradora. Sin embargo, siempre es difícil repetir éxito y volver a revivir aquellos "tiempos dorados" del Tigre y el Dragón.