jueves, 17 de abril de 2014

Delirios de más

Chuunibyou demo Koi ga Shitai! Ren


El fandom es un arma de doble filo para cualquier manga o anime que se precie. Por un lado, el excesivo celo de los más fervientes fans de la franquicia en cuestión generarán en aquellos que no gustan de dicha serie un desprecio que va mucho más allá de la mayor o menor calidad de la obra. Por otro lado, incita a editoriales o estudios de animación a estirar el chicle; es decir, a crear secuelas innecesarias que si bien contentan a los máximos admiradores rebajan la calidad en conjunto de la serie. Tal caso podría decirse que ha pasado con Chuu2 Koi y su secuela Ren.

Por un error del abuelo de Rikka y el traslado de la familia de Yuuta a Yakarta por el trabajo de su padre, ambos comienzan a vivir solos en el apartamento del chico. A pesar de vivir juntos la relación, consolidada en el curso anterior, apenas ha avanzado nada, lo cual se convertirá en una cuestión de estado para Nibutani, Kumin y Dekomori. Mientras, una misteriosa chica que se hace llamar Sophia Ring Saturn the 7th se muda al antiguo apartamento de Rikka.

La primera temporada de Chuu2 fue un grandísimo anime donde Kyoto Animation demostró que los personajes adorables y el diseño suave y dulce no estaban reñidos con una producción de calidad. La combinación de comedia y drama era excelente, Rikka era una protagonista que caía bien desde el principio y tronchaba de risa a los espectadores con sus ocurrencias, Yuuta le daba la réplica con toneladas de sentido común y un grupo de secundarios que comandados por Nibutani, brillante conductora de la serie, completaban un casting de altura. Chuu2 era una serie de final deslucido, que desencantaba y desandaba el camino recorrido en los 11 capítulos anteriores, pero era un final cerrado, los objetivos estaban conseguidos y no había nada más que contar de los integrantes de La Sociedad de la Siesta Mágica Veraniega.

He ahí el gran problema de Ren, que se reduce a una sucesión de episodios con estructura de OVAs donde vemos a los personajes lucir sus adorables virtudes y defectos sin más razón que la de sentirse encantados de sí mismos. La aparición de Shichimiya podría dar pie a un conflicto amoroso entre Rikka y Yuuta y virar la serie hacia el plano amoroso, pero la bruja pelirroja jamás parece plantearse ser un estorbo para la pareja; su protagonismo se diluye en el segundo episodio donde aparece y el forzado drama derivado de su enamoramiento de Yuuta reduce su incuestionable encanto. Esa sensación de que esta temporada está de más debe ponerse en el debe de KyoAni, que adaptó de manera muy libre las novelas y cometió un error de cálculo al omitir a Shichimiya de la primera temporada -debió aparecer por aquel entonces- y otro de planificación al no cerrar dicha primera remesa de episodios de una manera más abierta previendo una secuela.


La ausencia de un objetivo fuerte que perseguir no acaba de beneficiar a los personajes. Rikka y Yuuta viven su amor tan despacio que no son capaces de regalar al espectador un casto beso en los labios tras 12 episodios de sonrojos, tartamudeos y azarosos desvíos de miradas. El único objetivo de Shichimiya es despertar los adorables celos de Rikka cada vez que se acerca a Togashi pero sin malicia alguna. Nibutani, sin historia que administrar, se centra en esa batalla pseudo-yuri que mantiene con Dekomori, irritante como siempre. Kumin sigue en su mundo feliz aunque nos regala un épico y surrealista episodio con competición de siestas incluida; mientras, su eterno pretendiente Isshiki pasa a un incomprensible ostracismo en pos de sumar un gag más al conjunto.

Lo que sí da gusto es la factura visual de la serie, made in KyoAni: animación limpia y fluida y con el diseño de personajes que ha caracterizado al estudio en el último lustro. Ambas temporadas de Chuu2 y Kyokai no Kanata fueron la demostración de que son capaces de planificar y animar escenas de acción de muchísima calidad, a parte de saber camuflar con habilidad cualquier falta de frames con primeros planos y visuales de fondos en los que se funden los personajes. Respecto a la OST no hay nada que objetar; no es una serie que destaque en ese aspecto salvo por algún tema que sirve para condimentar el amor adolescente de los protagonistas.

No obstante, a pesar de su intranscendencia y de la extremada lentitud de avance de la relación de los chicos, mi condición de fan de la franquicia me ha permitido disfrutar de la serie durante la mayoría de capítulos. Y es que ver a Rikka soltar una de sus paridas mientras Yuuta le da un capón en la cabeza solo consigue sacarme una carcajada y dejarme al final una sonrisa bobalicona en la cara.


2 comentarios:

  1. A mi me encantó la primera temporada hasta el momento del "reset" final, donde para mi echaron por tierra gran parte de la serie. Los 11 episodios primeros no podían quitárnoslos... pero visto ese reset me temía mucho lo que iba a ser esta segunda temporada, y lo que ha sido.

    No se como manejaran a Shichimiya en las novelas, pero desde luego en las series ha sumado poco o nada. Y sin argumento, todo se ha reducido a fanservice en el peor sentido, a meter más tías (la niña, por dios) y a poner a las existentes a hacer morritos.
    Algo tan sencillo como desarrollar el Ishiki - Kumin habría estado bien, pero ambos personajes han desaparecido (Ishiki literalmente, y Kumin ha sido sustituida por una pava). Y luego han explotado hasta lo ridículo la pareja Dekomori-Nibutani.
    No voy a decir que Imouto 2, porque eso sería pasarse por mucho, pero tiene la misma estructura de ovas enlazadas de mala manera. Si hubieran sacado el episodio de las siestas con una novela, y con otra el de la nueva mori summer... perfecto. Pero como serie entera me parece un fracaso a muchos niveles.

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    1. Ha sido una temporada de "cling, cling, caja", a mí me ha hecho gracia en muchas cosas, pero reconozco que ha estado mal hecha y que no había intención alguna de desarrollar nuevas tramas, sino explotar hasta el cansancio aquello que estaba más que listo y finalizado.

      Y sí, Shichimiya ha sido la gran decepción. Creo que era un personaje con mimbres, que podía desatascar la historia y aportar cosas tanto por el lado romántico como por el de las paridas derivadas del Chuunibyou, pero apareció y se disolvió un minuto después.

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