viernes, 26 de junio de 2020

La fina arena bajo tus pies

Harukana Receive


Haruka, una chica alegre y vital, debe mudarse a la casa de su abuela en Okinawa debido al trabajo de su madre. Allí se reencuentra con su prima Kanata, una apasionada del voleibol playa, el cual abandonó debido al complejo por su baja estatura. Azuzada por la antigua compañera de Kanata, Narumi, Haruka se enamorará de un deporte que se juega en pareja y en el que las estrellas no existen.

He disfrutado mucho de Harukana Receive las dos veces que la he visto, la primera durante su emisión hace casi dos años, la segunda recientemente, en ese intento desesperado de aligerar el peso que soporta el disco duro de mi PC. Y no me avergüenza decir que probablemente la veré más veces, tal vez para amenizar una tarde de verano aburrida o simplemente para disfrutar de Haruka y cía. Todos tenemos placeres culpables, y este en concreto consigue algo que parece fácil pero no lo es: no ser una mala serie.

Harukana Receive camina siempre sobre seguro, da al espectador lo que quiere sin florituras; esto es, una historia sencilla contada con sencillez, valga la redundancia, poniendo el foco en la evolución de la relación entre las protagonistas y su tránsito en el mundo del voleibol playa; a Haruka la vemos fascinarse cada vez más a medida que lo va conociendo, a Kanata recuperando la pasión y superando dudas y complejos arrastrada por la alegría contagiosa de su compañera. Es una serie eminentemente optimista, por tanto, las partes dramáticas están muy diluidas y se pasa de puntillas por ellas, centrándose casi por completo en la parte cómica. Aquí, en la vertiente más slice of life, es donde se concentran los mejores momentos de la serie, cuando Haruka, Kanata, las gemelas Thomas y ese cuerpo extraño que es Akari (nunca acabaré de entender su función en la serie) intercambian puyas y risas. Estamos ante una serie en la que los hombres son un murmullo en el viento, circunstancia que se aprovecha para exponer esa ambigüedad en la amistad de las chicas que sigue sin acabar de gustarme; siempre he visto ese tonteo artificial como una clara intención de atraer público más que para enriquecer la historia. 

Como serie deportiva se queda un poco corta. El voleibol playa se explica con suficiente claridad y amenidad y los partidos son entretenidos, llegando a un muy buen clímax con el último de la serie (aunque tal vez debió durar dos episodios y no tres); no obstante, le falta más profundidad para los rivales, más parejas con una historia detrás que aporte más épica a los partidos. No es suficiente con Emily y Claire, que más que rivales son amigas y compañeras, y la exposición de la dupla Narumi/Ayasa es mínima, reducida a un par de entrenamientos y a portadas de revistas. Es comprensible que la expectativa de ver un spôkon "puro" llevara a la decepción a muchos espectadores teniendo en cuenta que Harukana Receive es coetánea a grandes exponentes del género deportivo que ofrecen bastante más y mejor.

Allí donde cumple con las expectativas sobradamente es en el apartado visual. Estamos hablando de voleibol playa, femenino para más inri; tiene que lucir bien y seducir a primera vista, y vaya si lo hace. Empezando por una ambientación fantástica gracias a los paradisíacos paisajes de Okinawa y una fotografía llena de luz y colores cálidos, coronada por una banda sonora sensacional de ritmos veraniegos muy pegadizos. Para terminar, el diseño de personajes es espectacular, con unas chicas exuberantes y llenas de personalidad: Haruka es una amazona y Claire y Emily están más cerca de la perfección que de otra cosa, a pesar de que es en ellas donde se produce un gravísimo error en sus diseños de infantes. Las chicas y sus esculturales cuerpos son los verdaderos protagonistas de la serie, y no exagero al decir que no hay un plano en el que no salga un culo o unos pechos aprovechando las posibilidades que dan las múltiples situaciones de un partido de voleibol playa. Se buscan esos planos con descaro, el montaje de la serie es muy honesto en ese sentido, pero los personajes se pasan gran parte del metraje en bikini y sería contraproducente pecar de recatados.

No me cansaré de decirlo, disfruto como un enano cada vez que veo esta serie, tanto como para repetir a poco que me apetezca ver algo sencillo pero lleno de optimismo. Su buen rollo es contagioso y su visionado una alegría para los ojos. Los placeres culpables son así.

2 comentarios:

  1. No conocía nada relacionado con este anime, ni siquiera me sonaba el nombre así que muchas gracias por el descubrimiento. Sin duda me ha llamado la atención que digas que es tan ligero y fácil de ver, me lo guardo para verlo este verano cuando acabe exámenes y tenga todo le día libre.

    Un saludo!

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    1. Sí, es un anime que se deja ver: la historia es sencilla pero efectiva, tiene su pizca de spôkon, las chicas son un encanto... No creo que te arrepientas.

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