Un ataud para reunirlos a todos

Hitsugi no Chaika

Toru Acura es un saboteador al que el final de la guerra ha dejado sin trabajo. Un día se encontrará con Chaika, una chica menuda de habla extraña y que carga con un ataúd a su espalda. Tras sobrevivir al ataque de un unicornio, la chica decide contratar a Toru y a su hermana Akari para encontrar ciertos objetos de gran valor para ella. Mientras, Albéric Gillette y su equipo persiguen a Chaika para darle caza e impedir que reúna dichos objetos, ya que podría desencadenar un nuevo conflicto a escala mundial.

Lo primero que sorprende de Hitsugi no Chaika es que cuenta con una historia y guion sólidos, en contraposición a obras de similar naturaleza. No es un dechado de originalidad pero la narración es perfecta, todo ocurre cuando debe ocurrir y se nos va aportando información en los momentos oportunos. Tal vez se echen en falta un mayor desarrollo de las peleas tanto en tiempo como en originalidad, pero tanto el autor como el estudio Bones optan por dar prioridad a las estrategias que urden los saboteadores para llevar a cabo sus planes, por el viaje en sí y por sagas más cortas y concisas para no aburrir al espectador.

No obstante, hay una característica, pilar básico junto a argumento y personajes para muchas de estas adaptaciones, que en el caso de la serie de la chica del ataúd queda en un muy segundo plano; hablo de la explotación de los cuerpos de los personajes femeninos. Tanto Chaika como Akari, también las subordinadas de Gillette son chicas de excepcional belleza, mas no se ven forzadas a sufrir situaciones en las que sus cuerpos son expuestos para satisfacer el morbo de sus fans; a pesar de existir oportunidades para ello, la serie decide pasarlas por alto y centrarse en contar su historia. En los tiempos que corren, donde el fan service a veces roza el mal gusto, se agradece que una serie prefiera mantenerse sobria y no vender a sus chicas a tan bajo precio.

Hitsugi no Chaika consigue mantener la atención del espectador hasta el final, planteando dudas sobre el germen de la misión de Chaika, si es correcto o no llevar a cabo la misión que tiene, si dicha misión sale de ella o le ha sido impuesta por un ente superior; Gillette también alberga muchas dudas, si su lucha es justa, sobre las intenciones y palabras tanto de Chaika, su supuesta enemiga, como de sus superiores, centrados en colmar su egoísmo a costa de los demás. Todo ello culmina con un cliffhanger al final de la serie que acrecienta el interés por la segunda temporada que se estrenará en otoño.

Todo lo anteriormente expuesto se apoya en un apartado técnico por encima de la media, cuidado con mimo y con algún bajón casi ocasional e imperceptible. Aunque suele dar algún que otro 'petardazo' -de hecho, lo tuvo en esta misma temporada con Soul Eater Not!- Bones no es un estudio sospechoso de no poner toda la carne en el asador si la serie lo merece. Esta vez ni siquiera ha aparecido la mala costumbre de inventar finales catastróficos para sus adaptaciones, sino una segunda temporada que deberá cerrar con inteligencia y sentido común la gran cantidad de interrogantes abiertos en estos doce capítulos.

En definitiva, la sorpresa agradable de la temporada, la típica serie que ves porque la mencionan en algún foro o red social y te acaba enganchando sobremanera. Este otoño se va a llenar de continuaciones de series que me han entretenido a lo largo del primer semestre del año. Estoy deseando ver una vez más en mi pantalla a la chica del ataúd y sus compañeros saboteadores.