
Si no podemos cambiar a una persona para que se adapte al mundo, cambiemos al mundo para que se adapte a la persona.
Tras los acontecimientos de Romoonoon y tras superar el examen de la Lealtad del Caballero, Qifrey, Orugio y las chicas vuelven a la tranquilidad del Atelier para reponer fuerzas, pero la tranquilidad dura poco, pues Tartar, el nieto de don Nornoa, se presenta ante ellos para ofrecerles participar juntos en el Festival de la Noche de Plata.
A Kusters, el chico que salvó Coco durante una violenta tormenta, la suerte siempre le ha sido esquiva. Ha vivido en el fango gran parte de su existencia, envidiando y maldiciendo a aquellos que lo miraban con desprecio lejos de la miseria. Solo su encuentro con Dagda le permitió dar esquinazo a su aciago destino y vivir feliz gracias a la música y al baile hasta que aquella tormenta dañó sus piernas para siempre. Hay un rencor larvado que lucha con un agradecimiento sincero con los magos que le han ayudado; ambos sentimientos salen a la superficie cuando el chico interactúa con Coco y Tartar, dos jóvenes magos que le salvaron la vida y le proporcionan conocimentos con los que sobrevivir en el futuro respectivamente, dos magos que harán uso de todo su ingenio para convertir el mundo en un lugar más amable para él y su nueva situación, dos magos bendecidos con el don de la magia que no tienen la culpa de haber recibido tan grande privilegio, al igual que él no es responsable de la vida dura y desgraciada que le ha tocado.
Sí, los magos nacen, no se hacen. Al menos eso es lo que cree la mayoría de las personas que habitan el mundo, incluido Kusters. Pero Coco, una persona 'normal' hasta hace poco, sabe la verdad, sabe que la magia no está más que a una pluma y un frasco de tinta mágica de distancia, esa verdad es una pesada carga para los hombros de la joven no iniciada, la culpabilidad por una prebenda de la que según las leyes del mundo no debería disfrutar empieza a hacer mella poco a poco en ella. ¿Qué la hace diferente de Kusters? ¿Por qué él tiene que sufrir mientras ella es arropada por Qifrey y otros magos y magas que le han abierto de par en par las puertas del mundo mágico?
Coco no es la única que sufre entre esos interrogantes, la determinación de Tartar por ayudar a Kusters le hace cuestionarse una leyes que hasta el momento le parecían naturales e inmutables, sobre todo aquellas que vedan el camino de la Medicina a los magos. Ambos caminos guardan mucho en común, sobre todo su fin último: ayudar a las personas. ¿Por qué un chico curioso y con talento no puede adquirir valiosos conocimientos por el mero hecho de ser quien es? Respetar las leyes es una cosa, pero no cuestionarlas y seguirlas sin atisbo alguno de pensamiento crítico es muy diferente.
La serie se va tiñiendo cada vez de más y más oscuridad, algo que me va sorprendiendo con cada tomo que leo, pero no por ello deja de gustarme. El hecho de que plantee cuestiones incómodas, que hasta el más amable de los personajes guarde un punto de oscuridad en su interior, que podamos criticar posiciones encorsetadas de los 'buenos' y coincidir con posicionamientos de los 'malos'... Son cualidades que le dan profundidad a la historia, una profundidad que en principio no imaginábamos -al menos yo no lo hacía- que la autora pretendía.
El Festival de la Noche de Plata aguarda, y en las sobras acechan los Sombreros de Ala, una pequeña maga de mirada etérea que observa la ciudad desde las afueras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario