martes, 9 de abril de 2019

Bakemonogatari #1: Cangrejo

He aquí mi primera aproximación a la saga Monogatari. No sé si es lo más apropiado hacerlo a través del manga, pero la oportunidad se ha dado y no quise dejarla escapar.

Había oído muchas cosas sobre esta saga y muy pocas erraban; este NISIOISIN está como una cabra y de esa mente peculiar cuanto menos ha salido una cosa muy rara. Bueno, más que rara (que también), una japonesada del copón. Puedo comprender que mucha gente acabe confusa al terminar de leer el tomo, pero yo he disfrutado como un enano.

Me ha encantado que el autor utilice TODO lo que está a su alcance para la narración. No solo el guion, por supuesto, que retuerce y exprime hasta sacarle todo el jugo, sino también los nombres de los personajes, el de los objetos y animales o monstruos que intervienen -mi reino por saber japonés para leer las novelas ligeras en versión original, debe ser una experiencia macanuda-, cada página, cada panel de esa página, todo lo que pasa en segundo plano. No hay nada que no tenga una misión en la historia, cada lectura descubres algo nuevo, un nimio detalle que te desvela un detalle antes invisible.

Y hablando del dibujo, impresionante el trabajo de Oh!great. Ya no se trata del dibujo en sí, sino de saber captar a la perfección el universo Monogatari y saber fundirlo con su estilo. Hay algunas páginas que te puedes quedar embobado mirándolas por la cantidad de detalles que albergan.

Pero si me tengo que quedar con algo, sin duda es con la dupla Senjôgahara-Araragi. Creo que pocas veces me lo he pasado tan bien leyendo unos diálogos como los de ellos: ágiles, divertidos e impredecibles, sobre todo gracias a ella, que no para de pinchar a Araragi con cualquier ocurrencia que le viene a la mente.

Es una serie raruna. Pero oye, entre raros nos entendemos.

Lo mejor: La química brutal entre Araragi y Senjôgahara; el arte.

Lo peor: No es para todo el mundo, pero es un crimen no darle una oportunidad.

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