
Quinto
tomo para la cuchara de plata, portada para las chicas, y yo encantado.
Aprovecho para decir que me da pena que aparte de Mikage, Tamako, y
Yoshino el resto no tengan apenas apariciones más allá de alguna frase.
También sale el verdadero Vicepresidente, adivinad quién es.
Tal parece que el tema de Komaba y Mikage está íntimamente relacionado
con el torneo de béisbol, pero no se da muchas pistas más al respecto.
También siguen su curso los diversos frentes abiertos en el tomo
anterior, como la organización del festival cultural y el torneo de
hípica para novatos, con Hachiken metido en todos los fregados, quién
sabe si sobrevivirá o morirá en el intento. El susodicho torneo de
hípica y el tema de los saltos desencadenará la primera gran pelea de
Hachiken y Mikage. No todo iba a ser un camino de rosas y de caídas de
objetos varios por parte de la chica, ¿verdad?
A pesar de ser un tomo con vistas a futuro, hay desperdigados por él tal cantidad de momentos divertidos que es imposible que se sienta desidia o aburrimiento leyéndolo. Entre tactos rectales, elucubraciones de un pollo pervertido y disecciones gallinescas a tenedor y cuchillo, no hay tiempo para aburrirse ni para cerrar el tomo y descansar.
Qué bien me lo paso con esta serie, de verdad. Ojalá trajeran más como esta, ojalá supiéramos apreciar lo necesarias que son para aportar variedad a nuestras lecturas.
Lo mejor: Todo en general; Mikage y su deliciosa imperfección; Castaño y EL SALTO;
Lo peor: ¿En serio creéis que podría tener algo malo?
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