Todas las luces del cielo son estrellas

Tengen Toppa Gurren-Lagann: Gurren-hen & Lagann-hen

La primera reseña de anime del año,  más que una reseña es un tributo, un homenaje a una serie que explicó mejor que nadie lo que significa la palabra "sentimientos". Ambas películas a comentar forman parte de ese anime, un anime llamado Tengen Toppa Gurren-Lagann, la antítesis de Evangelion, la respuesta de la GAINAX más comercial a la GAINAX más experimental y filosófica; una nueva interpretación sobre lo que puede llegar a ser una serie de mechas: un puro espectáculo visual, lleno de acción, explosiones y sentimientos a flor de piel. Pero ante todo es una parodia del propio género, una maravillosa broma que se ríe hasta de sí misma.

Simon, indeciso, miedoso y bonachón; y Kamina, decidido, carismático y temerario, viven confinados bajo tierra como el resto de la humanidad, deseosos de conocer la superficie. Su oportunidad llegará cuando Yoko, una atractiva chica armada con un rifle de francotirador irrumpa en la aldea subterránea en plena lucha con un robot gigante conocido como gunmen. Ese encuentro dará origen a una de las epopeyas más épicas y espectaculares que jamás hayan sido contadas.

La trama nos lleva desde una angosta y oscura cueva hasta el brillante e inabarcable universo, ignorando las leyes de la física cuando entorpecen a la narración, aportando nuevos power-ups de manera escalonada a unos robots que aumentarán su tamaño hasta lo inverosímil, haciendo evolucionar a los personajes sin que pierdan su esencia, todo ello hasta un final agridulce, más agri que dulce, pero perfecto para la serie, en el que se muestra al héroe que gana la guerra y construye el camino que los demás deben recorrer, pero que a cambio lo pierde todo y decide curar en soledad las heridas que sufrió en las batallas que lo convertirán en leyenda.

Un planteamiento sencillo listo para ser enrevesado con giros de trama y nuevos enemigos con el pasar de los episodios, una ristra de personajes carismáticos y definidos hasta la caricatura, y un espectáculo visual que difícilmente puede ser olvidado; esos son los ingredientes que pone a disposición esta serie. Pero si hay algo que la caracterice es el torrente de sentimientos que emanan de ella e invaden al espectador hasta dejarlo exhausto pero satisfecho. Alegría, pena, enfado, emoción... Todos acaban sobreviniendo en algún momento de la serie y provocarán una opresión en nuestro pecho difícil de olvidar. La banda sonora es colaboradora inestimable para provocar esas sensaciones, siendo espectacular y poseedora del espíritu de la serie, que combina potentísismos temas para acompañar a la acción con sencillas composiciones de piano que terminan de hacer saltar la lágrima en los momentos emotivos. Otra característica fundamental es su optimismo, un optimismo sano y puro que invade a todos los personajes y que les lleva a realizar cualquier hazaña que se propongan por muy difícil que sea, desde derrotar a gunmens del tamaño de ciudades hasta escapar de un mar de energía en algún rincón del universo. Es una serie muy recomendable de ver en un momento de bajón porque ese optimismo es contagioso y ayuda a recuperar la confianza en uno mismo.

Y todo esto, que en la serie original está recogido en 27 episodios de puro placer y deleite, se concentró en las cuatro horas que suman las películas de las se supone iba a hablar. Gurren-hen y Lagann-hen son un vistoso resumen de la serie con bastante metraje nuevo, pero que no sustituye al visionado de la serie en sí pues da cosas por sabidas y las nuevas escenas no están a la altura de aquellas a las que reemplazan ni acaban de enlazar bien la historia aunque mantengan la esencia de la serie. Pasa de puntillas por muchos momentos, deja otros prácticamente intactos usando incluso las escenas originales de la serie e intenta potenciar las batallas con nuevas escenas unas veces con mayor fortuna que otras.

Técnicamente no tienen tacha alguna, empelando como he dicho antes mucho material original de la serie que no desentona con el nuevo. La banda sonora se mantiene intacta, añadiendo remezclas de algunos de sus temas más emblemáticos.

A pesar de todo, esas cuatro horas invertidas no caen en saco roto para los más fervientes seguidores -entre los que me incluyo- de esta serie de culto, ya que aparte de cualquier escena nueva o gunmen trascendental que haga acto de presencia, estos largometrajes nos aportan el recuerdo, la satisfacción y ese cosquilleo en el estómago que nos causó un día un grupo de personajes que se propusieron sin rubor alguno "atravesar el cielo con su taladro".